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DISCURSOS

todos los hombres, hagamos lo que hagamos, seamos lo
que seamos, siempre tenemos esa tarea, esa ocupación
de hacer justicia.

Hacer justicia, tarea de todo hombre, sobre todo
la tenemos que lograr todas las personas que, de una
manera u otra, hablamos a nombre de otros, actuamos
en nombre de otros.

Hay que tener mucho juicio para hablar en
nombre de otros, para actuar en nombre de otros.

Aparte de Dios, que conoce a cada cual
perfectamente, cada cual se conoce a sí mismo mejor
que nadie. El otro es siempre un misterio para uno, un
misterio que si bien no podemos conocer en su totalidad,
quien pretenda hablar por él, en nombre de él, tiene que
conocerlo lo mejor que humanamente le sea posible.

Tenemos sobre todo que tratar de entender al otro.

Si le vamos a representar, si vamos a actuar por
él, tenemos que entenderlo. Y tenemos que quererlo. Si
no, vamos a representarlo mal.

La gestión que ustedes se aprestan a comenzar,
les decía, es una gestión de balance, una gestión de
juicio: usar su mejor juicio para lograr el mejor balance
entre tantas necesidades diversas, tantas personas, que
siendo diferentes son iguales en que todas valen.

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