Page 134 - Discursos
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DISCURSOS
de vanguardia que trascienden las perspectivas
insularistas.
En sus manos, mis queridos compatriotas, más
que en las mías, está el éxito de esta iniciativa. En manos
de nuestros trabajadores que hoy se reconocen entre
los más productivos del mundo, de nuestros excelentes
profesionales, de nuestros empresarios, de nuestros
deportistas y artistas, de nuestros servidores públicos.
Yo apuesto a ese talento. Y voy a este pueblo, porque
este pueblo ya aprendió que puede. Y quien puede,
como dijo Don Luis Muñoz Marín, debe.
El gran potencial que tenemos no nos fue dado
para dilapidarlo en una voracidad de consumo ostentoso
y vacío, ni para disiparlo en emociones mezquinas, sino
para emplearlo en la construcción de un país vibrante,
justo, ancho en sus perspectivas, vigorizante en su
propósito colectivo de dignificar y enaltecer la vida de
cada puertorriqueño.
No les hablo de ilusiones, sino de trabajo
esforzado. Sé que les estoy convocando a un esfuerzo
difícil, intenso, largo y sostenido. Pero creo en ustedes;
les convoco a levantar miras sobre las emociones
pequeñas, a enlazar aspiraciones sobre las trivialidades
y arideces que llenan nuestra vida pública y elevar el
espíritu noble y tesonero de este pueblo para alcanzar
las conquistas que están claramente dentro de sus
posibilidades.
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de vanguardia que trascienden las perspectivas
insularistas.
En sus manos, mis queridos compatriotas, más
que en las mías, está el éxito de esta iniciativa. En manos
de nuestros trabajadores que hoy se reconocen entre
los más productivos del mundo, de nuestros excelentes
profesionales, de nuestros empresarios, de nuestros
deportistas y artistas, de nuestros servidores públicos.
Yo apuesto a ese talento. Y voy a este pueblo, porque
este pueblo ya aprendió que puede. Y quien puede,
como dijo Don Luis Muñoz Marín, debe.
El gran potencial que tenemos no nos fue dado
para dilapidarlo en una voracidad de consumo ostentoso
y vacío, ni para disiparlo en emociones mezquinas, sino
para emplearlo en la construcción de un país vibrante,
justo, ancho en sus perspectivas, vigorizante en su
propósito colectivo de dignificar y enaltecer la vida de
cada puertorriqueño.
No les hablo de ilusiones, sino de trabajo
esforzado. Sé que les estoy convocando a un esfuerzo
difícil, intenso, largo y sostenido. Pero creo en ustedes;
les convoco a levantar miras sobre las emociones
pequeñas, a enlazar aspiraciones sobre las trivialidades
y arideces que llenan nuestra vida pública y elevar el
espíritu noble y tesonero de este pueblo para alcanzar
las conquistas que están claramente dentro de sus
posibilidades.
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